—No, gracias, me lo llevo en la mano— le dije tratando de escaparme de una de esas cosas que me dan mucha flojera, como ponerme ese listoncito rosa en el saco.
—Pero es importante que lo lleves, de eso trata el evento— me insistía con firmeza a pesar de su amable sonrisa, casi casi a la fuerza.
Era una señora de edad avanzada. De lentes, cabello blanco, rostro y manos evidentemente cansados; uniformada como las demás anfitrionas del evento, vestida con falda azul marino larga y blusa blanca que permitía que su listón rosa mexicano contrastara así como nuestras actitudes.
Para ese entonces ya habría recibido a varias decenas de personas y no se le calmaban los ánimos. Yo en cambio llegaba tarde y por mero compromiso a ese evento de recaudación de fondos para una campaña sobre el cáncer de mama.
—No se preocupe, yo entiendo del evento y de la causa, de hecho estoy aquí para apoyar— le dije acelerando mis pasos para disuadirla en su insistencia.
—¿Ah sí? Cuéntame, ¿qué sabes de la causa que estamos apoyando? Porque si dices que estás aquí para apoyar es porque estás muy informado— me lo dijo con ese tonito que hacen las mujeres cuando saben que vas a contestar equivocado.
Y ahí perdí.
Me agarró desprevenido.
Se me cayó mi teatrito.
Intenté contestar y me cayó también el veinte que no conocía mucho del tema. Es decir, sé que en octubre el futbol mexicano se juega con un balón rosa por apoyar la causa, o que mucha gente se viste de rosa en estos días y varias marcas apoyan con campañas pero hasta ahí.
—¡Otro como los demás! No te preocupes, sabes lo mismo que la mayoría. Y es que nadie sospecha que el cáncer de mama es algo común que afecta a muchas mujeres y eso pasa porque no se platica lo suficiente. Mira, ven te cuento un poco más mientras comienza el evento— me tomó del brazo y me llevó a mi lugar como preparando el terreno.
Y ahí soltó su discurso. De golpe y sin más aviso me aventó este párrafo que ahorita transcribo esperando honrar la energía con que me lo dijo.
—Piensa en las 8 mujeres que te son más cercanas. Piénsalas, imagínalas. ¿Cómo son sus rostros? ¿Sus edades? ¿Su piel, su sonrisa, su humor? Piensa en como embellecen el entorno con su sola presencia y como el mundo, tu mundo, no sería para nada igual si no estuvieran ellas. Bueno, ¡pues al menos a una de ellas le dará cáncer de mama! Y es muy probable que no la libre. Porque si bien el 98% de los casos es tratable, la mayoría de estos se detecta muy tarde cuando ya es muy difícil su tratamiento. Nadie escucha, nadie hace caso y por eso cada dos horas muere una mujer en el país debido a este cáncer. ¿Sigues recordándolas? Muy bien, porque esto es algo más trágico de lo que parece. Por ejemplo, se le hace mucho alboroto a los feminicidios, que, escúchame bien, es cosa terrible y espantosa y ojalá se acabara pronto; pero por cada mujer asesinada, mueren 2 debido al cáncer de mama. ¡Ah! Pero como esto no vende, no sale ni en las noticias. El cáncer de mama es la primera causa de muerte en mujeres en todo México, muchacho. Y sí, están muy bien todos los esfuerzos que se hacen, como las carreras, las campañas, el futbol, los congresos, la gente vistiéndose de rosa o poniéndose el listoncito que no te quisiste poner pero ahorita te lo pongo; eso está bien, pero nunca va a ser suficiente hasta que entiendas tú y todos los que vinieron. Y ojalá no lleguemos al punto que tu mamá, tu novia, alguien de tu familia o alguien cercana sufra de este mal; entonces sí, entonces sí sabrás que estaba bien fácil haberlo detenido. Tan fácil como romper los tabúes y platicarlo, platicar de la detección temprana que sigue siendo el arma mas poderosa porque se sabe muy poco de sus causas. Entiende, es más que un listón, es algo para que no se te olvide y para que lo platiques. Por eso me altera la gente que no quiere sumarse, ¡como si ellos o sus familias fueran inmunes al cáncer de mama! Por eso me desespero cuando alguien me rechaza el listón, como si me estuvieran haciendo al favor a mí, pero entiéndeme muchacho no se trata de mí, esto va más allá.— De repente cortó la charla.
Respiró dos o tres veces mientras agachaba la mirada para ponerme el listón, ahora sin mi permiso.
No pudo articular alguna otra palabra.
Se fue en silencio, rápido y en lágrimas.
Me senté mientras decidía hacer algo. La verdad no sabía qué, así que opté por relatar ese encuentro con la señora, que hoy sé, vio como el cáncer de mama venció a una de sus hijas y ella lo pudo sobrevivir.
Hoy le agradezco por hacerme ver la urgencia del tema y la relevancia de contarlo para poner aunque sea un granito de arena.
La verdad no se que más hacer.
Así que si llegaste hasta aquí, por favor pasa la voz, cuéntaselo a alguien.
Y si no te animas, como yo, piensa en las 8 mujeres que te son más cercanas.