Harry Beck era un dibujante técnico de ingeniería trabajando en la señalética del metro de Londres. Beck tenía una idea radical para simplificar el mapa del metro que trabajaba en sus ratos libres, una que sentaría las bases para el diseño de mapas de metro en todo el mundo.
Pero como todas las ideas que desafían por completo a lo establecido, la propuesta de Beck enfrentó mucha resistencia. Quienes dirigían la oficina del metro de Londres eran escépticos ante las ideas que Beck proponía y en las que firmemente creía.
Y es que lo disruptivo del mapa, fue el hecho de que Beck pensó en lo que nadie más estaba pensando: el pasajero. Ese fue el parteaguas de su gran idea. Beck creía que a los pasajeros realmente no les importaba la exactitud geográfica del mapa, sino que estaban más interesados en llegar de un sitio a otro y saber dónde hacer los transbordos.
Beck introdujo colores para distinguir las líneas, separó las estaciones exactamente a la misma distancia entre una y otra y utilizó líneas verticales, horizontales y diagonales para representar la ruta de las líneas. Beck tomó tal cual la simplicidad de los diagramas de circuitos eléctricos y la aplicó en el diseño de su mapa. De ahí la importancia que hoy le damos a los equipos multidisciplinares. A veces la solución a un problema proviene del lado que menos esperamos.
Beck estaba haciendo diseño de interfaz sin saber que lo estaba haciendo, y mucho antes de que fuera acuñado el término. Lo que importaba era tener un sistema que la gente comprendiera, no un mapa con precisión geográfica. Y basta contarte que el primer día que se entregaron los folletos del mapa ese mismo día se acabaron, y se tuvieron que imprimir muchos más.
Porque en cualquier disciplina o área de trabajo en la que nos encontremos, tenemos que tener siempre en mente para quién hacemos el proyecto, servicio o producto que estamos ideando.
Ese podría ser el takeaway de la historia de Beck y su mapa. Ponernos en los zapatos de nuestros clientes. Por más trillada que sea la frase, es lo que detona la respuesta a los problemas o retos que encaramos en nuestros proyectos todos los días.
El segundo takeaway es no aislarnos. Las soluciones a un problema pueden enriquecerse muchísimo entre haya más personas de distintos backgrounds abordándola. Si tu empresa eres tú mismo, salte a la calle o platícalo con amigos de otras disciplinas y verás que tu idea puede llevarse mucho más lejos de lo que originalmente pensabas.
El tercer takeaway y para darle un cierre a esta historia es buscar la solución más simple. El padre del renacimiento Leonardo Da Vinci lo dijo mejor, “simplicity is the ultimate sophistication”. Lo que tienen en común las soluciones excepcionales es que son simples y universalmente comprensibles. La simplicidad es el resultado de un proceso iterativo que nos permite llegar a la esencia de una solución.