A Rigo le daba pavor comerse los plátanos, temblaba solo de pensar en subir la escalera para tomarlos. Los observaba con los ojos de alguien que sabe que nunca lo logrará, y aunque era nuevo en el grupo, sentía el mismo miedo que los demás changuitos.
Semanas atrás, estos monos habían sido castigados con un baño de agua helada siempre que intentaron comerse los plátanos. Una y otra vez el frío castigo les mataba el antojo.
Fue tan duro el desánimo que uno a uno dejaron de intentarlo, al punto que el agua fría ya no era necesaria.
Con el tiempo se fueron sustituyendo los changos hasta que no quedaba ninguno de los originales que recibieron el castigo, aún así cada integrante nuevo se contagiaba del miedo al pasar unos días con el grupo.
Así como le pasó a Rigo. Los veía temblar y algunos lo bajaban siempre que ponía el primer pie en la escalera. Al final lo desanimaron aunque a Rigo nunca le había tocado el baño de agua helada.
Esto ejemplifica la forma en que nacen los paradigmas al adoptar creencias y supuestos aunque no los hayamos vivido en persona.
Pero un día se me ocurrió experimentar otro poco: «¿qué pasa si llevamos un changuito y lo separamos del grupo?».
Pedí que sacaran de la jaula a todos los changos y metí uno nuevo. Se llamaba Saki. Lo llevé y puse unos plátanos arriba de la escalera. Saki subió desenfadado y alegre por los plátanos para comérselos ante la sorprendida mirada de los demás changos que desde afuera no entendían qué estaba pasando. Saki comió cada plátano con la tranquilidad de ignorar el baño helado, sin tiempo ni espacio para contagiarse del miedo de costumbre. Mientras el grupo de asustados miraba y se alborotaba.
Así se han roto muchos paradigmas cuando llega alguien ajeno al entorno.
Las diversas industrias han heredado actitudes, temores y sesgos que han regido sus operaciones durante largas décadas, por eso no es de sorprender que varias se hayan reinventado gracias a forasteros aparentemente inexpertos en el ámbito.
Como lo que hizo Jeff Bezos al innovar el mundo de la venta de libros y el retail en general gracias a Amazon. Bezos, se exilió de Wall Street para construir un imperio desde su garaje. «El riesgo es un componente necesario del progreso», porque hay ideas que ya no son válidas, que antes eran creencias fundamentales y que necesitan ser cuestionadas, como aquel supuesto de la industria de los libros que decía que era necesario hojear y oler un libro antes de comprarlo. Bezos acercó los productos al usuario que puso en el centro de la experiencia de toda compra, algo que no se había hecho en las librerías ni en el retail. Jeff Bezos hoy en día es uno de los hombres más ricos del mundo y está tratando de innovar en otras industrias, como en los medios con The Washington Post y la exploración espacial con Blue Origin.
Otro caso es Uber, que ha cimbrado las raíces de una industria que a gritos exigía que la reinventaran. Nadie dentro del mundo de los taxis pudo solucionar problemáticas urgentes como la agilidad en el servicio.
Y la lista puede seguir con Netflix, Starbucks y Nike; donde innovadores que llegaron desde afuera reinventaron en la forma de satisfacer a los usuarios, creando productos y servicios que cambiaron las reglas del juego.
Así que cuando escuchemos la frase “es que siempre lo hemos hecho así”, debemos estar conscientes que tenemos frente a nosotros un terreno que clama por ser reinventado, un terreno que tal vez no dominamos pero del que tampoco hemos heredado miedos y sesgos de antaño.
Ya que definitivamente es mucho más fácil comer los plátanos sin temor al agua helada, llegando para innovar desde afuera.