Ideas

Por Davo Gtz. Hace 2 años En Digital, Disruption.

¿Experiencias digitales?, ¿cómo es eso posible? Aquí te va…

Vamos regresando de un evento chidísimo del grupo Beyond (antes Plat) del equipo de Fórmula de Lanzamiento, que luego les compartiré a detalle.

Sucedió que el primer día les compartí una anécdota que me ha ocurrido un par de veces.

Y es que, por alguna razón, consciente o inconsciente, termino comprando camisas del mismo color y modelo de las que ya tengo en mi ropero, cuando mi intención era salir con ropa «nueva».

De alguna manera caigo a las mismas decisiones que ya he tomado o mi memoria selectiva aleja de mi disco duro esas playeras cuantiosas y parecidas de mi reducido ropero.

La paradoja de la elección

Creo que muchas veces es un comportamiento generalizado de las personas al visitar un sitio, o al menos un estilo de «shopper» o visitante; siempre queremos tener a la mano todas las opciones, pero muchas veces nos conviene que nos guíen simplificando en las que nos muestran.

A esto se le llama la paradoja de la elección, un término del que incluso existe todo un libro y una TED Talk que ya ha sido traducida a más 4o idiomas.

Entrar al terreno de las experiencias digitales resulta ser una paradoja, porque parte de las reglas heurísticas dictan que el usuario debe tener el control y el sistema (o sitio web) debe ofrecerle las opciones y no «decidir» por el usuario en todos los sentidos.

Pero, por otra parte, debemos guiarlo de menos a más en los caminos que las mismas personas nos han trazado.

Porque decidir es abrumador.

La realidad es que todos quisiéramos vivir en ese mundo donde te despiertas y solo quieres tener: 1 llamada, 1 decisión que tomar y 1 libro que disfrutar.

Pero no te preocupes, a continuación, te comparto:

3 ideas que me han ayudado a diseñar experiencias digitales desde este approach

1. No abras el detalle del bufete desde un inicio. Guarda la sofisticación mientras el usuario va «caminando».

Mientras el usuario vaya navegando y descubriendo (user-iniciated), ve mostrando qué hay detrás del «telón» del sitio. Guarda esas categorías con profundidad y esa información técnica que es necesario mostrar para segundos y terceros niveles de la arquitectura del sitio web.

2. Entra al juego de la energía «conversacional». Me encanta utilizar la analogía de imaginarnos ante una conversación con una persona interesada en un servicio o producto, ¿cómo iniciarías la plática?

No le avientas 8 mil opciones complicadas asustadoras. Inicias una danza de tú me preguntas, yo te digo, ¿cierto? En su libro, «Building a Storybrand», Donald Miller lo comenta como las «calorías» que se van gastando al entender la complejidad de tu negocio.

El secreto es hacer conciencia de esto y hacer ese «gasto» intencional en donde sea relevante ir abriendo el abanico de opciones.

3. Ten a la mano todo el abanico, porque te lo pedirán. Desgraciadamente, muchos sitios se van al extremo y simplemente aparecer con un «¡toma mi dinerooo!» (porque prácticamente la venta y comparación sucedió en algún punto previo).

Pero fallan en todas las secciones, iniciales y finales, landings detalladas, escondiendo todo el set de beneficios, tablas comparativas y haciendo más chiquitas las letras chiquitas.

Al final, terminas en San Google preguntándole algo que el mismo sitio te debería contestar, y precisamente, esta es una de las 3 razones por las que tu sitio web no te ayuda a vender.

El secreto es tener esa opción secundaria, no inicial, de ver toda la información agrupada lo mejor posible, porque en ese paso de complejidad, ya fue decisión del usuario llegar.

Quienes son unos maestros de este tema son los referentes de comida rápida que revolucionaron la industria simplificando las opciones, optimizando el tiempo de respuesta para satisfacción de los clientes.

De muchas maneras nuestros sitios web deben incluir este principio para dosificar la información en forma adecuada… y si me ves con la misma camisa muchas veces, al menos ya sabes que no es la misma de hace días jaja 😅

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