Se cuenta que en una ocasión la BBC invitó a Winston Churchill para platicar sobre la Segunda Guerra Mundial. Churchill, que era conocido por sus buenos discursos, preguntó cuanto tiempo iba a durar la plática, “porque si era de 10 minutos, necesitaba un año para prepararse; si era media hora, lo podía hacer en un 2 meses; pero si era para hablar indefinidamente, podían empezar de inmediato”.
Y es que simplificar no es fácil: requiere tiempo, talento y conocimiento.
Una ilustración al respecto, hecha por nuestro equipo.